martes, 22 de marzo de 2011

La historia del afeitado

Esta es una historia con más de 20.000 años de antigüedad. Por lo tanto, nos remontamos a la Prehistoria. Los arqueólogos han descubierto printuras rupestres con hombres representados con y sin barba. ¿Qué utilizaban en aquel entonces para afeitarse? Pues ni más ni menos que conchas marinas y pedernales afilados.
Ya en las edades del bronce y del hierro se fabricaban las primeras cuchillas, pero fueron realmente los egipcios (no podían ser otros...) quienes utilizaron el afeitado facial como signo de un determinado nivel social. En los mausoleos reales se han encontrado navajas de cobre.
Los griegos ya acostumbraban a afeitarse a diario. Sin embargo, los romanos lo consideraban una práctica afeminada. Por el contrario, los soldados de las legiones se afeitaban con piedra pómez porque en la lucha la barba era un buen lugar de agarre para apuñalar.
Desde las invasiones bárbaras hasta casi toda la Edad Media la barba recortada estuvo de moda.


Con la llegada de la Edad Moderna aparecieron artilugios como la navaja recta. Ésta irritaba mucho la piel y era fácil cortarse. King Gillette fue quien revolucinó el afeitado con una cuchilla de navaja intercambiable. Una hoja de acero pequeña, finísima, muy afilada y muy barata. Gillette fabricó 3,5 millones de maquinillas y 36 millones de hojas para el ejército durante la Primera Guerra Mundial. Años después apareció la afeitadora eléctrica, la cual tuvo su público, pero no resultó ser una competencia inquietante para su maquinilla que siguió evolucionando.
A partir de los 70 y 80 la tecnología mejoró rápidamente y los avances se multiplicaron. Aparecieron las maquinillas desechables, las de dos hojas, con lubricantes, espumas en spray, after shave...
Actualmente contamos con espumas en gel, hojas sobre muelles, cabezales movibles, mangos ergonómicos, etc.

(Fuente: Revista "Próxima a ti")

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